jueves, 22 de junio de 2023

Moonlight Serenade

 La música tiene en mí un efecto muy peculiar, tal vez todo el mundo pasa por lo mismo y esto no están especial como creía, pero aun siendo algo que le pasa a todo el mundo es digno de hablar de ello.

La música más que nada hace que quiera escribir.

Así como los olores te llevan a recuerdos inolvidables, las imágenes resultan en entretenimiento infinito y los sabores te hacen viajar a rincones indescriptibles del placer, la música para mí en su efecto me transporta a vidas que no son mías.

La televisión, por supuesto, es la culpable de todo... ahora mismo escucho en Tiktok una pieza preciosa sobre un género que ni sabría cuál es ¿Jazz? No, es demasiado lenta y organizada ¿Blues? No lo creo, suena muy blanca para serlo... sería mejor si encontrara el nombre, así que permítanme un segundo. 

Shazam dice que se llama, Moonlight Serenade de Glenn Miller. 

Según mi rápida investigación, esto es una "Swing Ballad" lo que mi inculto cerebro traducirá como una balada bailable...

Si pueden buscarla sería bueno, ya que podrían ambientar esta amena lectura, pero si no pueden déjenme describirla para ustedes. 

Esta canción suena, suave y romántica en un loop que durara todo el tiempo que escriba, trompetas, por un lado, y el otro, y aunque para mí, una caribeña, el sonido de una trompeta significa merengue, baile, salsa, sudor, esta pieza abre una perspectiva distinta, un gusto anglosajón que convierte este estridente sonido en algo romántico. Es el tipo de música que pondrían en un montaje de unos cinco o diez minutos sobre dos personas que aman y pasan una vida juntos, bailando en una vacía abrazados sucios de pintura, mientras que los sonidos acompañan los altibajos de su relación a través del tiempo.

No sé mucho sobre música o como describirla, pero sí puedo decir lo que esta provoca en mí. Provocó que sacara mi laptop de debajo de mi cama y escribiera sobre como quiero escribir alguna novela, un cuento, algo sobre un tiempo antiguo, una casa victoriana encima de un risco, un hotel tal vez, ligeramente remodelado que, aunque hayamos establecido su antigua arquitectura su ambientación te recuerde a los años 50 estadounidenses, quizás Europa, aunque de todos modos no sabría por qué. Los automóviles descapotados... hotel Budapest. No la he visto, pero la estética de Wes Anderson podría verse reflejado en mi visión.

Fuera algo de fantasía, siempre lo es, pero quizás algo sobre el tiempo, algo mágico e indescriptible y a la vez hermoso. Ella o él (Nunca he tenido un simple protagonista masculino) heredarían u obtendría de alguna forma esta propiedad y sus secretos, pero aun su premisa resulte algo escabrosa, no sería nada de terror, mi estilo puede bordear lo gótico, pero nunca lo horroroso. Esta sería una historia de realismo mágico o lo más parecido a una serie de acontecimientos mágicos que suceden sin explicación o razón alguna, solo existen y hay que aceptarlos. Quiero que sea una historia clara, light llena de luz y la vez interesante sobre como aquella casa gigantesca desaparece y desaparece de aquel risco o como aquella se destruyó años después y lo que el protagonista ve ahora no son más que los recuerdos... creo que a esta altura estoy describiendo Marnie de Hayao Miyazaki.

Para este punto ya es escuchado la misma canción unas tres veces seguidas, ya he perdido el hilo de lo que en un principio esta canción me inspiraba escribir, pues la maravillacion* con el poder que la música tiene en mí me ha dejado sin ideas. Como escuchar música de Frank Sinatra me hace querer estar en Nueva York con un vestido negro elegante caminando bajo la lluvia en una concurrida ciudad, mientras un caballero sostiene un paraguas y me toma de la cintura. Como hace que quiera bailar en mi cocina mientras hago una pasta y rio a carcajadas con mi pareja.

Como el bolero me recordara irremediablemente a mi padre, como hace que quiera escribir una escena donde una de mis protagonistas preferidas (Una versión de mí misma) habla sobre este hecho y se burla de su pareja por preferir la música en inglés a pesar de haberse criado en la República Dominicana.

Como el merengue me hace querer estar en una fiesta bailando hasta el amanecer como ya no se hace, pues tenemos demasiado en que entretenernos y yo misma no sé bailar. Como algunas canciones de Sam Smith o Lorde hacen que me sienta en un trance, en una fiesta interminable, en una sensualidad y vida al límite que no tengo.

No hablemos de los clásicos navideños, no aquellos con los que crecí, sino lo de las películas, como me llevan a una chimenea, a una blanca navidad viendo el Grinch (Un recuerdo en parte cierto) bebiendo chocolate caliente en pijamas y abriendo regalos.

O como la música celta, la música oscura me dan ganas de hablar sobre princesas corriendo a través de castillos.

*Suspiro*

Esta canción es verdaderamente hermosa, y podría seguir hablando de su impacto en mí, pero si continuo no sabría cuando parar, y no sería bueno empezar una novela aquí. Peor si no niego que aunque nada de lo que imagine con ella encaje en mi estilo de escritura tradicional, si me dan ganas de soñar, con que puedo hacerlo, con que puedo romper las barreras de mi propia mediocridad y lograr algo hermoso.

Por eso el poder de la música me inspira y me hace soñar... Gracias Glenn por tan hermosa pieza. Unas 7 veces creo que es suficiente. 

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