domingo, 26 de noviembre de 2023

Despues de todo me duele la soledad

 He resistido todo lo que he podido a no hacer esta carta de queja.

Continuar escribiendo... no, el simple hecho de abrir esta hoja significa admitir que las desventajas de apartar a los otros, significa que soy un humano común y corriente que necesita ser atendido y buscado. Que es merecedor de afecto y de atención y sobre todo lo más vergonzoso necesita ser necesitado.

A lo largo de los años he comprendido algo de mí misma: no puedo mantener relaciones.

Ya sea porque desprecio a los que me rodean, o porque entiendo que las amistades son con cosas sujetas al tiempo y a su cambio. También podría decir que disfruto de cierta soledad, de la selectividad que me permito disfrutar del otro. 

Sin embargo, todo esto puede ser tan cierto como puede ser una completa tontería. 

Es cierto que aborrezco la gente, por supuesto que lo hago, me considero alguien sumamente odioso y ganarse mi desdén es cosa muy sencilla, si lo dudas y algún día me conoces ponlo a prueba negándote a algo que desee. Pero no entraremos en detalles sobre estas particularidades de mi personalidad, así que continuemos con la idea de que a pesar de todo lo anteriormente descrito, no me gusta estar sola como una vez creí. Por el contrario, me gusta disfrutar de la compañía. Hacer lo que suelo hacer cuando estaría sola, peor con alguien que me escuche en vez de tener que pensar o hablar conmigo misma como se ha vuelto un hábito, no pensar en los fantasmas de mi pasado...

También es real que las amistades se acaban. He sabido jurar compromiso, decir que estaré allí para cuando me necesite, que movería cielo y tierra por ellos, que eran el aire que respiraba, los únicos en quien pensaba, de los cuales apartarme, eran tan odioso como el fin del mundo, pero lo que no saben es que estas condiciones solo aplican si continuo en sus vidas. Tengo el terrible talento de seguir adelante. Compañeros de secundaria: Lejos. Compañeros de antiguos trabajos: Muy lejos, ¿Amigos de mis actividades extracurriculares? Aún más lejos. Y no es nada personal, no los odio, no a todos por lo menos, pero ya no los veo, ya no orbitan en mi gravedad... ya no me importan. Tal vez suene egoísta, tal vez lo sea, pero si no te veo, no te hablo, si no te hablo no te recuerdo y si no te recuerdo te olvido. 

Y a veces, solo a veces, dejo de existir. 

Y aun así, me duele enterarme de que no tengo a nadie. 

Claro, tengo una pareja, tengo familia y por lo menos dos personas que no he sacado completamente de mi vida (Una de ellas está en proceso y es una pena, pues es la única que está para escuchar) pero me duele saber que dentro de mí existe el anhelo de compartir y que este no puede ser saciado. 

Me duele saber que a estos poco que mantengo no les duela mi pena. Me duele que me marginen, que me olviden, que me hagan a un lado. Me duele que así como olvido tan fácil a los demás, ellos también se olviden con la misma facilidad de mí. Me duele ser tan buena en lo que hago, ser tan buena en abandonar, en hacer que me abandonen. Me duele saber que soy responsable de la propia soledad que me aqueja. Me duele que aquellos que juraron que era fundamental en sus vidas, justo hoy viven felices, ajenos a mi existencia, haciéndome preguntar que tan real fueron sus palabras en comparaciones con las mías. Me duele que si no me importa, me importe. Me duele saber que él quien conoce mi pena, ignore de tal cruel manera mi llanto, más no puedo culparlo, ya que me duele reconocer, sobre todo, que es mi propia culpa y que no sé cómo cambiar.

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